martes, 26 de febrero de 2008

Ahí te vas


De a poco, en silencio, con su exageradísima parsimonia y su calma insoportable para nosotros, los ansiosos. Ahí te vas, yo te veo, y todavía no terminas de hacerlo, nunca del todo. Si hasta pareciera que esa escalera es parte de un escenario pero… ¿cómo explicamos que no es así?
Y ahí te vas, y yo solamente sigo el paso, el lento paso, con un ojo digital. Y ahí te vas y me dejas ese pantalón, y también esa remera, creo, que era tan tuya como el termo platino que el domingo llamó mi atención desde arriba de la heladera de un departamento nuevo, a estrenar, pequeño, de y para Norilla.

Pero antes fue domingo otra vez también. Y mensaje de texto de Norilla: “Gusa. Estoy en lo de RO SELECCIONANDO ROSAS DE FLORE. SI QUERES VENI C MOCHILA”. Es verdad que seleccionamos rosas Norilla, y no otra cosa, y es verdad también que hay que reírse y comenzar a brindar por esos fallidos. O esa bandera de Viejas Locas a medio terminar, que se la quedó algún fan precoz del nunca bien ponderado Pitty Álvarez.
Es que uno se da cuenta lenta y progresivamente de que es así; que nada se pierde, que todo transmuta. Flow era demasiado sensible para poder convivir con la crueldad de este mundo, y algunos eternamente sensibles deciden no aguantar este paso terrenal porque para qué y por qué. Y Flore se fue como la Sole, sí, de lo lindo que era… Y no me vuelvas a hablar de cobardía porque para tomar una Browning 9 milímetros y sentir el frío caño en la sien hay que tener cojones. “La decisión del joven periodista, consternó al ambiente periodístico”, mintió diariochaco.com. Él fue noticia sólo ese día, fue carne de periódico de lunes y martes. Nada más que eso, nadie más que eso, para ellos.
Y pienso que todo aquél que tuvo la oportunidad de conocerlo realmente se enamoró de él de alguna manera. Aquel que lo conoció no podía sino enamorarse, no era una cuestión de elección, sino de aritmética. Y también un poco como lo describió Navarrete cuando se animó, allí muy cerca: “Si las personas fuéramos sólo una partecita de nuestros cuerpos yo creo que flore era sus manos, con sus lunarcitos y sus dedos redondos". Él era el chamo, el único chamo. Y “supongo que habrá una ciudad entera, y me sirve de consuelo si me esperas allá”, me grita el poeta que le diga a mi chamo.
Tres meses hace hoy. Tres meses de calendario gregoriano repugnante y casi obligatorio y hace frío hoy y llueve hoy y el tiempo importa tan poco hoy, y los comentarios importan tan poco hoy ante todo esto que significa su ausencia, ante todo esto que significó y significa su presencia. Válidas contradicciones, me las permito soberbiamente.
Entonces le comenté a Rosemary Navarrete: “Y de a poco poquito, me creo una hormiga. Sí, una hormiga. Hoy vi una, recién. Llevaba una hoja. Una hoja mucho más grande que ella. (Yo había visto en un documental que ellas soportan no sé cuántas veces su peso). Pero, de cualquier manera, había otra cosa. Al parecer, no podía sujetarla bien. Era muy grande la hoja. Yo solamente quería ver cómo hacía para sujetarla”.
Rosemary preguntó si la hormiga "tambaleaba", para que yo le responda que “no, que no lo hacía”. “Yo creo que siempre tambalean las hormigas, pero que así es más fácil llevar, yendo como si bailaran”, acotó. Entonces intenté explicarle: “Era como que la arrastraba… pero el arrastre era desde adelante y hacia adelante. Era como empujar un placard, para adelante. ¿Entendés? No la arrastraba, empujaba la hoja”. “Sí, entiendo”, dijo y sonó a “no me trates de estúpida”. Entonces proseguí: “Igual, la mayor parte de la hoja la llevaba sobre la espalda. Bien. Algún día te muestro igual, aunque entiendas. Y así más o menos creo que pienso que veo que me siento. Nada mal, por cierto”.
La conversación siguió, claro, no terminó allí. En un momento me preguntó cómo puede hacer para decirle que lo quiere. Le dije -sin temor a equivocaciones- que se volverán a ver. “¿Vos creés?, ¿de verdad?” Y sí, yo de verdad creo eso. No sé dónde, no sé cuál es el lugar, y creo no poder establecer eso. Pero puedo hablar del tiempo, sin sumirme al calendario gregoriano repugnante y casi obligatorio. Puedo afirmar que tarde o temprano todos nos vamos a encontrar, aunque suene a soberbia una vez más. Donde demonios sea que sea, nos volveremos a ver y allí podremos decirle las cosas que muchas veces nos guardamos, o que no hicieron falta decirlas, por simple redundancia. Y uno hubiese querido pecar de redundante de cualquier manera, a veces.

... Yo ahora le quiero decir que me guarde un lugar. Y si no hay lugar no importa, nos amontonamos. Y si hay lugar, nos amontonamos igual.
... Nos vamos a encontrar, otra vez. Una y otra vez más, nos volveremos a ver.
---
Imagen: Nicolás Michelini - Capilla de Areguá, Paraguay.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

uf. que se puede decir. solo que detesto cuando estas mal y la gente te dice "no lo estés", porque tenés que estarlo ya que es normal. solo t digo que uno quiere ver bien siempre a las personas que quiere. que se yo. no sé que mierda decir. chau- CASICOMOYO

Anónimo dijo...

ÚLTIMA COSA. RESCATO QUE APESAR QUENO CONOCÍ AL PIBE, CUANDO LEI "AHI TE VAS", LO DESCRIBISTE TAN BIEN QUE SENTÍ PENA TAMBIÉN. O NOSE QUE FUE. NO LOGRO DECIR LO QUE QUIERO NUEVAMENTE. MIERDA. ME VOY.
CASICOMOYO

Unknown dijo...

Pena no, por favor... cualquier cosa menos pena. Al fin y al cabo, cada cual se la monta como puede, y del polvo venimos y hacia el polvo estamos yendo... cada cual a su manera. Respeto, sólo respeto.

Anónimo dijo...

correcto. pena no querido. nos vemos.

Anónimo dijo...

y bue, así fue la vida...
(parafraseando a escohotado)
el suicidio es la unica garantia de que no vamos a sufrir mas de lo que queremos soportar.
q este bien el que pueda...

Anónimo dijo...

Y como no sentirse admirada y encantada de dario... con esa tranquilidad que tenia para hablar. Que a uno mismo le hacia poner tan nervioso, siempre me pregunte como hacia para ser asi tan tranqui...! y me di cuenta que con eso se nace se lo lleva dentro, y siempre tenia la mirada tan fija con sus pestañas tan lindas... .