jueves, 26 de febrero de 2009

jueves, 19 de febrero de 2009

Piso Nueve




Un piso Nueve es lo suficientemente alto para terminar con una vida. Sí, claro que sí. Un piso Nueve es, también, más que eso, pero sobre todo es eso, es un revolver cargado, es un frasco con cianuro, es un plato envenenado, es el pasaje de ida a ese sitio que de una vez por todas vas a conocer.
Y un piso Nueve es un lugar donde dos personas hicieron el amor más de una vez, y donde más de dos personas hicieron el amor alguna que otra vez. Y también comieron y bebieron y fumaron y bailaron y rieron y lloraron y terminaron y se despidieron y se separaron y se fueron y se olvidaron.

“Según el psicoanálisis, una persona que se suicida está matando a alguien más que a sí mismo, esa es su intención real”. Eso me dijo la arquitecta mientras volvíamos de una jornada laboral en la ruta. Yo la quise interrumpir, pero no pude. Una de las razones, quizá, radica en que su voz es todavía más imponente que la mía. Y quizá, en el fondo de la cuestión, tampoco la quería interrumpir, pero vaya si yo también necesitaba decir lo mío. Entonces prosiguió: “Según el psicoanálisis, también, aquél que mata a otra persona está buscando matar a algo dentro suyo”.

Entre todo eso, está escondida la culpa, ese sentimiento que me niego a aceptar como válido, pero que de tanto en tanto celebro su existencia mentirosa.





lunes, 9 de febrero de 2009

Noche Azul



¡Qué alegría! ¡qué papa la vida!
Serví la otra, serví la otra
Así es la vida, así éramos todos
Cómo se va perdiendo eso…
¿será que estoy viejo?
¡Cada vez estoy más amargo de la vida!
jarajajaija




(Gracias Canario, gracias Tabaré por tanta tristeza)

jueves, 5 de febrero de 2009

Eso que se fue, eso que quedó

.
Hay algo que ya se fue,
Y de eso hay algo que quedó.
Abrazarme a eso que quedó, estrujarlo por su esencia.
Después amasarlo, estirarlo y volver a compactarlo.
Compartirlo.
Levadura, e hincharse cual corazón ahogado.

Hay nadie que me dice cómo,
ni por qué hacerlo.
Voy aprendiendo todavía.
Ahora,
casi siempre,
de todo eso que ya se fue.
De toda esa modorra que, muy de a poco
y sin apuros,
me voy sacudiendo.
.