lunes, 6 de julio de 2009

Colores y No Colores, de esto se trata



No, si yo no te quiero asustar. Simplemente busco dejar de tener miedo. Tomo decisiones porque necesito, porque quiero dejar de tener miedo. Algunas cosas nunca fueron más fáciles que hoy pero, vamos, tampoco fueron tan difíciles. Diferentes.
Pánico escénico.
¡Oh!
Llamad ignorancia a mis desafíos.
Es confort espiritual.
Me siento más cómodo en la calle, sentado en el cordón de una vereda. Soy más libre si el sol me atrapa ¡Soy más libre si el sol me atrapa!
Conducción.
No puedo enseñar, no quiero mostrar. No sé guiar. Y ya es una cuestión de falta de ganas el hecho de que ni siquiera eso: una linterna en la oscuridad marcando el camino. No. Yo quiero andar el camino, no mostrárselo para que lo caminen ellos. Si yo tampoco puedo ver con claridad, si a mi también me cuesta. Y me parece horroroso tener que tomar decisiones sobre cualquier cosa que sea ajena a mi cuerpo (De la piel hacia adentro…, dijo el dr. Antonio, creo).
Perdón. Esto es así. Un color acá y otro color allá, y también algunos tonos medios, ¿por qué no? Los colores no son incompatibles; la incompatibilidad no está en su naturaleza, pero la mezcla de uno y otro cada tanto suele dar por resultado un No color. Justamente eso estoy tratando de evitar, el No Color. Voy detrás de un color “definible”, aunque todavía no sé a qué sabe.
¿A qué sabe un color?
Y… un color tiene distintos sabores, como el agua.
Y yo todavía que no degusté a ese que creo que siento que intuyo que voy convenciéndome de pretender perseguir.
Entusiasmo.