jueves, 19 de febrero de 2009

Piso Nueve




Un piso Nueve es lo suficientemente alto para terminar con una vida. Sí, claro que sí. Un piso Nueve es, también, más que eso, pero sobre todo es eso, es un revolver cargado, es un frasco con cianuro, es un plato envenenado, es el pasaje de ida a ese sitio que de una vez por todas vas a conocer.
Y un piso Nueve es un lugar donde dos personas hicieron el amor más de una vez, y donde más de dos personas hicieron el amor alguna que otra vez. Y también comieron y bebieron y fumaron y bailaron y rieron y lloraron y terminaron y se despidieron y se separaron y se fueron y se olvidaron.

“Según el psicoanálisis, una persona que se suicida está matando a alguien más que a sí mismo, esa es su intención real”. Eso me dijo la arquitecta mientras volvíamos de una jornada laboral en la ruta. Yo la quise interrumpir, pero no pude. Una de las razones, quizá, radica en que su voz es todavía más imponente que la mía. Y quizá, en el fondo de la cuestión, tampoco la quería interrumpir, pero vaya si yo también necesitaba decir lo mío. Entonces prosiguió: “Según el psicoanálisis, también, aquél que mata a otra persona está buscando matar a algo dentro suyo”.

Entre todo eso, está escondida la culpa, ese sentimiento que me niego a aceptar como válido, pero que de tanto en tanto celebro su existencia mentirosa.





2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como flasheamos todos con esta minita volando..

Anónimo dijo...

quiza los empujaron a la nada de la nada que tenian sus vidad... ? creo saberlo