-
- Pero qué mosquitaje cht, dijo la doña golpeándose el hombro con palma de la mano derecha, y dejándola allí para comenzar a rascarse en la misma zona.
- ¿Hay muchos señora?, indagué.
- Una cantidad, aseguró ella.
- A mi no me picó ninguno todavía...
- ¡Pjáh! Ha de ser porque vos sos amargo. Yo soy dulce.
- Ha de ser eso, revalidé.
- ¿Hay muchos señora?, indagué.
- Una cantidad, aseguró ella.
- A mi no me picó ninguno todavía...
- ¡Pjáh! Ha de ser porque vos sos amargo. Yo soy dulce.
- Ha de ser eso, revalidé.
Guardé el vuelto y los dos limones en el bolsillo. Enfilé cabizbajo hacia los 19 pasos antes de volver a doblar la misma esquina.
-
No hay comentarios:
Publicar un comentario