lunes, 9 de junio de 2008

No tenía título

Os regalo un pequeño relato de Nuria Fleita zzzzzain que, como dice arriba, no tenía título. Una lástima, aunque no tanto.
Y yo recuerdo ése primer día que lo leí. Y yo recuerdo cómo me cautivó eso, todo, eso. Y yo recuerdo... ¡Y ahí va!




Una mujer sombría se levanta y con la mirada apunta a todos los presentes. Grita con la voz temblando:
-"Estoy cansada de fingir. Estoy cansada de ser quien no soy y de esconderme adentro mío. Estoy cansada de que me manoseen".
- "Yo también", dice girando desde su asiento una señora con una red en la cabeza. Su pollera celeste con flores silvestres roza el piso de plástico.
- "Hace años intento amar, pero mi cama es de hielo. Juan se acuesta al lado mío y sólo es para mí amor dormido, 80 kilos tirándose al lado mío. Son los 80 kilos que más pesan en mi corazón".
Sus ojos se humedecen. El conductor no paraba de manejar. Se refugiaba en el sonido de los motores, o trataba desesperadamente de no darse cuenta. Ya nadie se levantó a apretar el timbre. Las calles serpenteaban.
El chico sentado al lado de la estudiante, tímidamente, toma la mano de la desconocida:
- "Vos vivís en Ameghino y Las Heras. Siempre paso y estás en tu ventana. . . si supieses cuánto te amo", le dice.
Ella lo mira sin parpadear. Se incomoda. La mujer sombría sigue de pie. El hombre del traje grita, intempestuoso:
- "No sé dónde poner todo esto que tengo adentro. Lo llevo a todos lados: está en mi cepillo de dientes, en mis cuadros, en las planillas que lleno cada noche. Se me está rebalsando la piel. Necesito un lugar donde poner todo lo que tengo adentro. Se me cae, me moja los zapatos, me entristece la vida".
Este pequeño acto de valentía involuntario hizo que las ventanillas dejen de temblar. El timbre no sonó más. Todos estaban tan adentro suyo pero tan en carne viva, que nadie atinaba a moverse.
- "¿Por qué no me preguntaron si quería vivir?"
Él tenia 10 años y, en las manos, un compás. El pelo prolijamente engominado. Los zapatos, sucios.
- "Soportar un quiebre más, un padre más que se va, una madre que descarga sus miserias en mí. Y yo de qué juego, la carga del pasado me dice que soy hijo de dos pelotudos que un día se casaron y me hacen pagar sus dolores. Yo no tengo la culpa, no tengo la culpa, no la tengo... ¡Por favor, díganme si tengo la culpa!".
El colectivo frenó, todos los presentes se vieron empujados en diagonal, prendiéndose de los caños. Seguían en pie. El colectivero miro atrás. Aún sentado, dijo:
-"No sé qué se piensan ustedes, ¿Que uno es de hierro? No los soporto, no soporto su presencia, sus llamados de auxilio, que ahora hacen a los gritos. No voy a llorar más por lo que no puedo arreglar. Mi panza sobrepasa mis pantalones, mis manos se agrietan y ustedes gritando sus vidas al más pintado. ¿Por qué no se van todos bien a la mierda?”.
El colectivero baja. Se sienta en un cantero, prende un cigarrillo. Todos los presentes pasajeros quedan en silencio. Lloran, se abrazan, se miden. Comparten un abrazo tan invisible, como sus penas cotidianas.
5 Minutos Antes...
Una mujer sombría para el colectivo Línea 12. Después de dos escalones, pone dos monedas de 50 centavos en la mano del colectivero. Se sienta del lado de la ventanilla, como siempre. La abre y deja su flequillo al azar del viento norte. Cada vez que sube a un colectivo, sus labios canela se crispan y su mente, como una gran caja de engranajes, comienza a funcionar sin parar. Los acontecimientos del día anterior aún la hacen temblar. Su sensibilidad se despierta, comienza a llorar silenciosamente. Piensa: "mirar a la gente es adorable. Todos van en silencio, se nota cuando alguien habla, porque todos son testigos mudos... y el silencio es tan tenso, que pareciera que todos estuviéramos mordiéndonos los labios, pero fuerte fuerte como para que el grito no se nos escape". No aguanta más. Vence el terror y se levanta. Con la mirada apunta a todos los presentes. Grita con la voz temblando.





Texto: Nuria Fleita Zain

Imágenes: Nicolás Michelini (archivo que le dicen)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanto! pude verlo todo el tiempo!