jueves, 3 de septiembre de 2009

ChipaMbocá



El contador José Ramos parece como si fuera tres tipos distintos que lucen exactamente del mismo modo, sólo que cada uno viene a plantear siempre algún tema diferente.

Se presenta en la oficina al menos cinco veces al día.

Tiene una terrible y estridente voz de pito y los temas que viene a tratar me tienen generalmente sin cuidado.

La arquitecta María Lidia Garrafa le tiene paciencia al contador Ramos. Le escucha. Le corrige. Le tranquiliza.

Ambos viven en Corrientes, y cuando se proponen comunicar arquean exageradamente las cejas.

Ramos apoya la moción respecto de mi insanía progresiva.

Garrafa todavía no encuentra su lugar.

A partir de esta mañana, nada será igual. Algunos cambios son violentos sin querer serlo.











1 comentario:

Mlg dijo...

Será que no existe MI LUGAR en esa oficina. Muy forzado todo, solo para negar lo evidente y dar por tierra con mi teoría que cada día tomas mas fuerza y certeza. JAJAJAJA.
Marili